Nunca he vestido
de domingo a mi esperanza;
soy terriblemente aburrido.
Me deprimen los festejos,
detesto las tertulias
cuando no son soliloquios
que pronuncio a las paredes,
pues no me interesan en absoluto
las opiniones de nadie;
apenas sí me interesan las mías.
Sólo pienso en mí,
y sólo a veces.
Nunca he amanecido,
siempre he llegado tarde.
Evidentemente no es a mí
a quien buscas.
lunes, 16 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.